«El best-seller es un objeto efímero, ha sido contaminado por las leyes que rigen la sociedad de consumo.ۚ» Marcos Aguinis
De la mano de la palabra best-seller, viene a mi mente la
tapa del libro Tiburón, aquel libro gordote culpable de un veraneo con mucha
menos gente en el mar. Luego pienso en Morris West, Belva Plain y otros compañeros
para la playa. Literatura que se lee en ojotas.
Pero parece que hay otras miradas… Hace poco leí que Julio Cortázar opinaba
que hay que darle la bienvenida a la literatura “facilita” en la niñez y en la
adolescencia porque ayuda a formar el hábito de la lectura, a enriquecer
nuestros mundos, a ampliar el vocabulario y, cómo no, a servir de trampolín
hacia la literatura... grande.
El escritor argentino Marcos Aguinis escribió sobre este
tema, y acá dejo parte de esas palabras que leí en su libro El valor de escribir. Me gusta su análisis del best-seller
como ese lugar en el que se canalizan energías (en especial, en cuanto a sexo y
violencia), pero no coincido con la parte final del párrafo. De tanto en tanto, yo e-li-jo tomarme un descanso de la ‘otra' literatura y leo algún best-seller,
tengo entonces la sensación de estar tirada en pantuflas haciendo "ohm", mientras
soy una ejecutiva del mundo de los diamantes. Sin arriesgar mi patrimonio.
Aurora Humarán
«El best-seller es un engendro de la industria
multinacional; se confecciona según afinadas pautas del marketing y moviliza
una promoción leviatánica. Son obras que nutren las ilusiones de sexo,
violencia y poder, y satisfacen parcialmente la necesidad de información. Pero
no resuelven la digestión del aluvión informativo ni el saludable
desenvolvimiento del sexo, ni canalizan de una forma socialmente rescatable la
agresividad. Equivale a un nuevo opio de
los pueblos: excita una felicidad que “no es de este mundo”, pero de la cual
estamos alucinadamente cerca. Como el opio, nos hace trampa, fascina y
taquicardiza. Frecuentamos el paraíso de los magnates, participamos en el
negocio del petróleo, la venta de armas, y circulamos en la maravillosa
telaraña del espionaje; convivimos con los dueños del mundo y hasta nos
sentimos superiores a ellos al conocer sus tribulaciones.»
Marcos Aguinis (El valor de escribir, Editorial Sudamericana, España)
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