sábado, 9 de abril de 2022

De picaduras y germinaciones

Cuando te pica un mosquito suele haber un período en el que la picadura queda semilatente. No hay que tentarse. No hay que rascarse. O se activa.

A mí me parece que cuando estamos en proceso creativo (me pasa mucho más como traductora literaria que como otras traductoras que he sido), los traductores tenemos el texto a flor de piel. Mucho más sensible está ese texto todavía no parido si tenemos dudas (en especial, terminológicas). Entonces la picadura semilatente se activa con los estímulos más inesperados.

Estoy terminando de leer un libro de Abdulrazk Gurnah (Paraíso, de Salamandra). Por increíble que parezca, dos palabras que tenía insatisfactoriamente traducidas en el bellísimo libro que estoy traduciendo ahora (sobre el que no puedo decir nada, por el momento), han sido redimidas gracias a Gurnah. Bueno, probablemente gracias a su traductora Sofía Noguera Mendía quien escribe tan lindo. 

Me pregunto cómo es que si vivo inmersa en palabras (por laburo y por ser persona nomás que lee, escucha y habla palabras todo el día), algún mecanismo que no manejo une esa palabra, que está en medio de una selva, en África, con una que necesito para un planeta inexistente. La palabra que no encontraba con el huequito que está vacío (o no merecidamente ocupado).

En fin, que siempre que dejo en reposo una traducción (en espera de epifanías, de la criteriosa opinión de colegas o de los libros) pienso ese momento como la germinación de la escuela primaria. Frasco. Poroto. Papel secante. Agua. Y ahí queda. Confío en que llegará la luz, de algún lugar. Por supuesto que también sé que a veces no se da la magia y no se logra decir como se quiere. O se queda en el casi de Umberto Eco. Una solución, una frustración... y no una voz victoriosa del otro lado de una lengua.

Qué suerte tener ese mecanismo interno que no manejo yo*, sino quién sabe quién, que permite que el animal interno esté agazapado, atento, cuidando la germinación, permitiendo que se active la picadura para rascarse y que deje de picar, que germine la planta, que nazca la palabra.


Aurora Humarán


¿o sí? Sí.